Mañana es San Valentín, un día donde se festeja  el amor entre parejas, amigos y familiares. La tradición de regalar un detalle para demostrar el cariño se remonta a muchos años, pero no se sabe a ciencia cierta desde cuándo surge esta festividad.

Cada país tiene una forma distinta de festejar este día; regalando flores, cartas, bombones… y han aparecido muchas historias sobre la verdadera identidad de San Valentín.

¿Quién fue San Valentín?

Encontramos varias historias de santos con el mismo nombre que fueron ejecutados durante el Imperio Romano y que intentan explicar el inicio de esta festividad. Entre ellas destacamos la historia del joven llamado Richard Joyce y el famoso anillo de Claddagh . Tienes más información de esta historia:

Otra de las historias sitúan la festividad de San Valentín en la antigua Roma del siglo III, durante el reinado del Emperador Claudius II. Durante su corto reinado, prohibió el matrimonio a los jóvenes, ya que consideraba que los mejores soldados era los jóvenes solteros, que no tenían ninguna responsabilidad familiar.

Valentín fue un médico romano que se convirtió en sacerdote y consideró injusto esta prohibición, por ello, decidió casar en secreto a los jóvenes enamorados e incluso consiguió convertir a muchas personas al cristianismo.

El Emperador al enterarse, mandó encarcelarle y le sentenció a muerte, siendo ejecutado el 14 de febrero.

Las historias cuentan que durante el tiempo que estuvo encarcelado, se enamoró del la hija de carcelero, hay otros relatos que indican que era la hija del oficial Asterius. En ambos casos, la joven llamada Julia era ciega de nacimiento. El encargado de encarcelarle, quiso ponerle a prueba y le retó a devolverle la vista a su hija. San Valentín aceptó y tras devolverle la vista, en nombre del Señor, consiguió que Asterius y su familia se convirtieran al cristianismo.

Mientras estuvo encerrado, se enamoró de la joven y antes de su ejecución, San Valentín, le envió una nota en la que firmó como “Tu San Valentín”. Tras la ejecución, Julia agradecida, plantó un almendro de flores en la tumba.

Según cuenta la historia, los restos de San Valentín fueron trasladados a la iglesia Whitefriar en el centro de Dublín, en un sarcófago de madera, sellado con el escudo de armas papal y dos placas de oro.

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